Es preciso tener en cuenta previamente unas consideraciones importantes de ámbito general de la postura del alumno frente el ordenador que es preciso garantizar para un uso adecuado del mismo atendiendo a su patología específica.
Es importante considerar que no estamos ante una sesión de rehabilitación en sentido estricto, como una sesión de fisioterapia, sino ante una tarea, y por ello, el alumno debe concentrase al máximo en ella y es necesario que esa tarea se facilite lo más posible dotando al mobiliario de las sujeciones o controles que su cuerpo no ha adquirido.
Por ejemplo, si el control de la cabeza no es absoluto y el alumno la mantiene erguida con dificultad, es muy difícil que además pueda accionar algún dispositivo que requiere toda una secuencia de movimientos complejos; si colocamos un reposacabezas adecuado, se le facilitará mucho esta tarea compleja.
Es recomendable contar con el asesoramiento de un profesional ( Fisioterapeuta) especializado para valorar problemas que aparecen con frecuencia, como la espasticidad (aumento del tono muscular), los movimientos involuntarios (distonía, corea, atetosis) y la persistencia de reflejos posturales primitivos.
Éstos son observados frecuentemente en personas con parálisis cerebral y pacientes que han sufrido un traumatismo cerebral, aunque pueden darse en alumnos con otras patologías.
Es necesario que el profesional determine la postura adecuada y las adaptaciones necesarias para contrarrestar estos factores.
Existe una postura básica de trabajo para cualquier usuario de ordenador (con o sin discapacidades) antebrazos apoyados sobre la mesa en actitud reposada (sin elevar los hombros), espalda erguida y el monitor situado a la altura de los ojos.
Para una persona con discapacidad física mantener esta postura casi siempre es difícil; por ello, el mobiliario debe adecuarse a las características propias de cada uno.
A veces es necesario modificar esta postura básica para evitar reacciones anómalas, por ejemplo utilizando un respaldo alto con ligera reclinación o una mesa alta; otras veces es imposible adoptar esta postura básica porque existen rigideces articulares, que pueden incluso impedir la sedestación.
Postura en la silla
Una sedestación estable es de capital importancia para facilitar la función de las extremidades superiores, pues en caso contrario el individuo tendrá que hacer uso de las mismas para mantener la posición. La estabilidad estará condicionada en primer término por una adecuada base de apoyo.
Cuando estamos sentados la base de apoyo va a estar constituida principalmente por la pelvis. Sobre esta se asienta la columna vertebral, que ha de mantener sus curvas y el tronco debe permanecer en posición erguida.
El reparto del peso del cuerpo debe hacerse entre las nalgas, muslos, espalda, los pies y los brazos. Si una de estas partes no apoya, por ejemplo si los pies no descansan adecuadamente sobre los reposapiés o en el suelo, la postura del cuerpo será más inestable y provocará sobrepresiones en los muslos y las nalgas.
Además, esta silla debe permitir una actitud de atención, es decir, espalda erguida y cabeza mirando al frente, que es la actitud normal de trabajo ante un ordenador. Tanto el asiento como el respaldo deben estar provistos de una base firme pero almohadillada para ofrecer un soporte estable y evitar que aparezca fatiga precozmente.
En algunos casos es necesario el uso de sistemas especiales de asiento (modulares o a medida) que funcionen como una protesis para conseguir una postura adecuada.
Mesa
La mesa debe permitir apoyar los antebrazos de forma cómoda y relajada. Su altura, en principio corresponderá a la altura que existe del suelo al codo en flexión más 1 cm. aproximadamente. Puede ser interesante disponer de tablero con escotadura para apoyar completamente los antebrazos.
Esta altura puede ser modificada en muchos casos, por lo que recomendamos elegir una mesa regulable en altura para valoraciones. La superficie del tablero no debe ser brillante o pulida porque puede provocar reflejos molestos.
El monitor puede situarse sobre un brazo articulado para variar la posición del mismo y dejar más espacio de trabajo.
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