ESCUCHA.
Cuando te pido que me escuches
y tú empiezas a darme consejo,
no has hecho lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches
y empiezas a decirme que no debería sentirme así,
estás ignorando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y sientes que debes hacer algo
para solucionar mis problemas,
me has fallado, por extraño que te parezca
¡Escúchame!
Todo lo que te pedí era que me escucharas,
no que hables o que actúes, tan sólo que me escuches.
Los consejos son baratos, y esto lo puedo hacer solo.
No estoy indefenso, quizás desanimado y titubeante,
pero no indefenso.
Cuando haces algo por mí que yo podría y debería hacer por mí mismo,
contribuyes a mi miedo y debilidad.
Pero cuando aceptas, como un hecho simple,
que siento lo que siento, sin importar cuán irracional sea,
entonces puedo dejar de intentar convencerte.
Y puedo continuar la tarea de comprender
qué hay tras este sentimiento irracional.
Y cuando queda claro,
las respuestas son obvias y no necesito consejo.
Por lo tanto, por favor escúchame.
Y si quieres decir algo, espera tu turno,
un minuto, y yo te escucharé.
ANÓNIMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario