El hombre en busca de sentido, narra la ardua experiencia que el autor tiene durante la segunda guerra mundial, cuando debido a su condición de pertenencia al pueblo judío, es encerrado en un campo de concentración, y en él descubre en su propio ser lo que significa una existencia desnuda, al destruirse ante sus ojos todo lo que amaba, al perder padre, hermanos y mujer en otros campos de concentración. Además, a esta situación de abrupto despojamiento sentimental, se unen todas las dificultades físicas y psicológicas que Viktor Frankl sufre durante los penosos años de reclusión, tales como frío, hambre, brutalidades sin fin, un ritmo de trabajo frenético e incluso numerosos momentos al borde de la muerte.
A lo largo de estas páginas, se recogen las vivencias dramáticas de un psiquiatra que a pesar de lo irracional y desesperante de su condición de preso, proclama que la vida es digna de ser vivida.
Según la razón, en el campo de concentración todo invita a que el prisionero pierda sus asideros, ya que destrozados todos sus posibles proyectos, alejado de su familia (en muchas ocasiones porque esta ha fallecido), despojado de sus privilegios como miembro de un status social, y sobre todo de sus derechos como persona, el preso es avocado a una vida sin sentido. Sin embargo le queda la última de las libertades humanas, la capacidad de elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, atestiguando así la capacidad humana de elevarse por encima de su aparente destino.
Como dice Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir, encontrará casi siempre el cómo”.
Fruto de esta experiencia, el doctor Frankl desarrollará la logoterapia, que es el origen del moderno análisis existencialista.
El prisionero número 119.104, es conducido en tren a Auschwitz, junto con otras 1500 personas. Ninguno de ellos sabe lo que les deparará el destino, lo único que tienen son sus escasas pertenencias, que pronto son confiscadas, y un sentimiento de desconfianza ante lo desconocido. Una vez despojados de todo, los presos deben enfrentarse a la primera gran selección, no siendo conscientes de que un grupo es elegido para seguir viviendo, mientras que el otro para morir ese mismo día. Esto se convierte en el inicio de una larga trayectoria, en la cual muchos tendrán que enfrentarse a momentos similares a este primero. Así los prisioneros morirán debido a las inhumanas condiciones de la prisión, pero también debido a selecciones arbitrarias de los alemanes.
Después del sock inicial, sobrevendrá un estado de apatía generalizado entre los prisioneros, donde se llega a una especie de muerte emocional. Esta es favorecida por el anhelo de su vida familiar, así como la constatación de que todo lo que les rodea es fealdad. Esto lleva a los presos a una situación emocional en el cual contemplan atrocidades inimaginables con una impasible frialdad, perdiendo la capacidad de conmoverse ante las desgracias de sus compañeros.
Esta insensibilidad y falta de empatía, les posibilita crearse un caparazón, para aislarse de la situación real que viven, convirtiéndose esta apatía en un mecanismo de autodefensa. Así las energías se concentran en la conservación de la vida.
Pero a pesar de todas las circunstancias adversas (hambre, frío, trabajos desagradables y duros), la persona es capaz de aislarse del terror que la rodea, refugiándose en su vida espiritual, donde puede tener libertad. Esto Supone una experiencia de descanso. Así, en la medida en que esta vida interior se va haciendo más profunda, todo se va viendo con otros ojos. Estos ojos hacen descubrir que el amor es la meta última a la que debe aspirar el hombre, y que la contemplación del amor, de la persona querida, puede hacer feliz a un hombre aunque se encuentre en un despojo total de todo.
Además, la hondura de esta vida interior hace posible que el prisionero encuentre la belleza en la naturaleza, que pueda contemplar con expectación cada vez nueva una puesta de sol, la forma de las nubes, el bosque que atraviesa cada día para ir a trabajar…
Pero esto no sucede en todos los casos, muchos de los prisioneros sin embargo sufren además de físicamente, algún tipo de complejo de inferioridad. Todos los que se han creído alguna vez que eran alguien, ahora son tratados como si no fueran nadie.
En esta situación de falta de todo, de ruptura de la persona por múltiples motivos, sin embargo se da la situación en el campo de concentración de personas que eligen consolar a otras, dándoles aliento en las dificultades, incluso el último trozo de pan que les queda. Y estas constan que se puede arrebatar a un hombre todo menos la libertad, y esta libertad consiste en la elección de la actitud personal frente a determinadas circunstancias.
Y es esta libertad espiritual, que nadie puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito.
El modo en el que un hombre acepta su destino y el sufrimiento que este lleva asociado, la manera en que carga con su cruz, hace a la persona añadir a su vida un sentido más profundo. El vivir plenamente esta realidad, puede llevar a la persona a conservar en medio de las vicisitudes de la vida, su dignidad. Y el olvidarse de esto puede derivar en que pierda su dignidad humana, y sea poco más que un animal.
Además, la pérdida de la fe en el futuro, hace que el prisionero se condene, ya que pierde su sostén espiritual. Así ante la afirmación “ya no espero nada de la vida”, se necesita un cambio de mentalidad, afirmando en su lugar que la vida espera algo de mí.
El sentido de la vida, el descubrir el valor de esta, ese algo por el que vivir, puede diferir de unos hombres a otros, y de unas circunstancias a otras, pero es necesario para mantenerse vivo independientemente de cuáles sean las circunstancias. Y eso se revela brillantemente en el libro, a través de experiencias personales que ponen de manifiesto la limitación humana y lo bueno y lo malo que es capaz de hacer el hombre.
Al final del libro se dan unas breves pinceladas sobre lo que es la logoterapia, que es una doctrina terapéutica desarrollada por Viktor Frankl, que se centra en el significado de la existencia humana, así como en la búsqueda de dicho sentido por parte del hombre. Según esta, la primera fuerza que motiva al hombre es el encontrar un sentido a su propia vida.
Creemos firmemente que es necesario un cambio de mentalidad, un descubrir el sentido de la vida, que hace que cualquier vida sea digna de ser vivida.
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