Los sistemas que utilizan imágenes para facilitar la anticipación y predicción de lo que va a suceder, junto con la organización de las secuencias de acción para alcanzar un objetivo o meta, son los métodos más eficientes para lograr dar sentido a la conducta de las personas autistas.
La eficiencia de estos métodos, se basa en que los estímulos visuales son más primitivos, más simples y por tanto más fácilmente procesables que los auditivos. Para los autistas es más decodificable la imagen que la palabra, debido a que parecen preservar intactas ciertas áreas de habilidades, como las viso-espaciales.
Estos métodos ofrecen la posibilidad de ver la secuencia completa, consultarla siempre que se quiera y sobre todo proporcionar la posibilidad, no sólo de anticipar o guiar una acción, sino de “reflexionar” sobre el pasado. De alguna forma, se podría hablar de “organizadores hacia delante” pero también “hacia atrás”.
A través de métodos que utilizan material gráfico, como la agenda, podemos ayudar a prever los acontecimientos físicos, pero no el comportamiento de los demás. En el desarrollo normal, los niños anticipan el comportamiento de los demás guiados por claves externas y experiencias anteriores y de forma automática ajustan su propia conducta a los permanentes cambios. Las agendas no cumplen la función de anticipación total, sólo una mínima parte. Podemos mostrarles dónde va a estar, qué actividad van a hacer y con quién; pero nunca enseñarle el tipo de intercambios verbales y emocionales que se van a producir durante la acción. De hecho, si encontrásemos ese sistema para acercarles a vivir anticipadamente las situaciones concretas, podrían reducirse notablemente muchas de las conductas autistas.
Las dificultades de previsión que padecen las personas autistas constituyen uno de los déficits más importantes a la hora de entender e intervenir ante conductas desconcertantes, sensación de desconexión y en la presencia de estados de ansiedad, nerviosismo e incluso problemas de conducta. No hace falta recurrir a explicaciones psicológicas técnicas para ponerse en el lugar de una persona que raramente sabe con quién va a estar o que va a hacer, y entender la aparición de estados de inquietud, llantos por desamparo o conductas agresivas dirigidas a sí mismo o hacia los demás. Probablemente una situación interna como la apuntada junto con un grave problema de comunicación – dificultades para comprender el lenguaje verbal, presencia de necesidades y deseos sin posibilidad de encontrar espontáneamente un código común con los que le rodean para manifestarlos y conseguir realizarlos, incluso los muy primarios- constituyen el núcleo central de la explicación de los problemas de comportamiento que presentan algunas personas autistas, especialmente cuando son pequeños o se encuentran muy afectados en el grado de inteligencia o autismo.
Los sistemas de anticipación están íntimamente relacionados con el sentido de la acción. Las personas autista, inclusa las más capaces, tienen dificultad para organizar las secuencias de acción siguiendo un plan concreto. Tener un proyecto de vida resulta uno de los objetivos más difíciles o imposibles de conseguir par estas personas y la posibilidad de trabajar mentalmente con el futuro ayuda a dotar de sentido a las cadenas de acciones.
En este contexto, aparece la agenda, como una representación de la realidad mediante fotografías o pictogramas. Así es posible ofrecer una guía clara de las actividades que se van a realizar, por ejemplo durante una jornada escolar, mostrando uno tras otro los pictogramas, las fotos, o incluso objetos en miniatura que representan la tarea, y dejándoles expuestos a la vista de los niños, durante todo el día.
Los pictogramas utilizados como sistema de anticipación son más efectivos si cumplen una serie de requisitos:
- Que los dibujos sean sencillos, esquemáticos, pero que se ajusten a la realidad.
- Describir el mayor número de detalles que sea posible.
- Escribir debajo- encima del dibujo lo representado. De esta forma se ofrece un tiempo extra deteniéndose en la viñeta y por otra parte se ofrece la posibilidad de que comiencen a descifrar el lenguaje escrito, o al menos que hagan una lectura global. Se ha optado por escribir con letras mayúsculas, porque siguiendo la línea del aprendizaje espontáneo, los niños autistas parecen presentar mayor preferencia por este tipo de letras.
Además de la función de previsión, con la realización de agendas se pretende conseguir un objetivo a largo plazo: que los sujetos que han recibido este tipo de tratamiento sean capaces de planificar sus propias actividades, realizar sus propias agendas en función de sus preferencias y de necesidades contextuales.
Las agendas se realizan todos los días en el centro escolar y suele ser la primera actividad, después de tener una pequeña conversación de saludo y comentario del día anterior.
Se colocan las imágenes en presencia del interesado, al miso tiempo que se va diciendo lo que expresan. Posteriormente, con los niños no verbales, se señala cada una de las viñetas. Además se pide a los niños que digan lo que van a hacer, indicando cada imagen para comprobar su comprensión y ayudarles cuando no lo entiendan.
A lo largo del día, se consulta la agenda cuando se cambia de actividad. Si en algún momento no da tiempo a realizar alguna actividad, o es necesario cambiar de planes, se tacha el pictograma y se pone la nueva acción. Finalmente, al terminar la jornada, o finalizar lo planificado en una agenda, se vuelve a leer, intentando vincular el repaso a situaciones comunicativas, como contarle a la familia lo que se ha hecho en el cole.
El uso de agendas, u otros sistemas de anticipación, ayuda a las personas a dar sentido a la experiencia y a la acción. Los ambientes anticipables, predictibles y estructurados permiten mejorar el autismo.
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