sábado, 23 de abril de 2011

Escuchar la voz de los estudiantes: ejercicio ineludible en una cultura inclusiva

Fullan ha dicho lo siguiente: «Cuando los adultos piensan en los estudiantes, piensan en ellos como beneficiarios potenciales del cambio. Piensan en resultados, habilidades, actitudes y puestos de trabajo. Raramente piensan en los estudiantes como participantes de un proceso de cambio y vida organizativa.Los estudiantes, incluso los más pequeños, son personas también. Si no les asignamos algún papel significativo en la obra, la mayor parte del cambio educativo –y en realidad de la educación – fracasará.¿Que pasaría si tratáramos a los estudiantes como sujetos cuya opinión cuenta en la introducción de la reforma en las escuelas?
(Fullan, 2002)
La voz de los alumnos debe ser escuchada. Sin ellos no podemos mejorar nuestras prácticas de manera eficaz. Fuente: Banco de imágenes del ISFTIC.
La voz de los alumnos debe ser escuchada. Sin ellos no podemos mejorar nuestras prácticas de manera eficaz. Fuente: Banco de imágenes del ITE.
A continuación, revisaremos algunas experiencias e iniciativas en esta línea, que pueden servirnos de inspiración para «amplificar la voz» de nuestros estudiantes y, de este modo, hacerlos actores relevantes en los procesos de toma de decisión de nuestra escuela.

El año 2007, estudiantes con «necesidades educativas especiales» de varios países europeos manifestaron en la llamada Declaración de Lisboa:
  • Tenemos derecho a ser respetados y a no ser discriminados. No deseamos compasión, queremos ser considerados como futuros adultos que vivirán y trabajarán en entornos normalizados.
  • Tenemos derecho a las mismas oportunidades que el resto de personas, pero con los apoyos que requieran nuestras necesidades. Ninguna necesidad debería ser ignorada.
  • Tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones y elecciones. Nuestras voces necesitan ser oídas.
  • Tenemos derecho a ser independientes. Queremos tener la posibilidad de fundar una familia y tener un hogar. Muchos de nosotros deseamos poder ir a la universidad. Además aspiramos a trabajar y no queremos estar separados de las personas sin discapacidad.
  • La sociedad debe conocer, comprender y respetar nuestros derechos.
  • Necesitamos adquirir competencias y destrezas útiles para nosotros y nuestro futuro.
  • Demandamos un asesoramiento apropiado durante nuestra educación respecto a lo que podemos hacer en el futuro teniendo en cuenta nuestras necesidades.
  • Persiste la falta de conocimiento sobre la discapacidad. En ocasiones los profesores, el resto del alumnado y algunos padres tienen actitudes negativas hacia nosotros. Las personas sin discapacidad deberían saber que pueden preguntar si quien tiene una discapacidad necesita o no ayuda.
  • Vemos muchos beneficios en la inclusión: adquirimos más habilidades sociales, vivimos mayores experiencias, aprendemos a manejarnos en la vida real y podemos interactuar con todos los amigos con o sin discapacidad.

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